domingo, julio 26, 2009

Conocimiento, globalización y competitividad

Sociedad del conocimiento y globalización. Curso innovación y tecnología: un sector emergente de posibilidades laborales. Cátedra Rafael Altamira – Curso de Verano – Universidad de Alicante- Julio 2009

Andrés Pedreño Muñoz – Instituto de Economía Internacional- Universidad de Alicante



I. Introducción: Conocimiento, competitividad y globalización

Conocimiento y globalización son dos conceptos cada vez más estrechamente ligados entre sí de forma relevante. Y lo son porque interactúan de forma decisiva en torno a la competitividad de las empresas y, por ende, de los sistemas económicos de los países o de las regiones en general.

En los próximos años vamos a oír mucho de conocimiento, globalización y competitividad. Tres factores claves. Y todos los modelos de futuro, todas las políticas activas relevantes que se hagan en los países (tanto avanzados cómo en vías de desarrollo o emergentes) tendrán mucho que ver con estos tres conceptos.

  • En una economía internacionalizada cada vez más abierta, la competitividad es un factor clave y decisivo: no habrá generación de empleo y crecimiento de forma relevante sin competitividad. Es la forma de asegurar una economía sólida en un marco global.
  • El conocimiento, es la herramienta fundamental de las economías modernas y de los sectores de futuro en el siglo XXI. No hay competitividad a largo plazo sin conocimiento. Este es el “input” por excelencia para lograr la competitividad de productos, procesos productivos, empresas y economías en general. Sobre esto cada vez hay menos discusión. Aunque lo ampliaré un poco más.
  • La globalización, como elemento consustancial al modelo económico mundial vigente (sin entrar en sus ventajas o desventajas), lleva consigo exigencias e implicaciones muy importantes para la competitividad de las empresas: esto es, cambios muy rápidos, una nueva forma de organización de la producción, nuevas dimensiones de la demanda (y vías de canalización), entre otras.
El conocimiento como fuente de competitividad

Es algo sobre los que nos han venido insistiendo hasta la saciedad (incluso desde una perspectiva sociológica, de forma pionera y magistral por Peter Drucker, o desde un enfoque empírico (injustamente minusvalorado) con las incontestables aportaciones de Michael Porter, a través de la capacidad de innovar de las empresas.

Pero el término "innovar" es una palabra gastada. Todas las empresas lo citan. Es algo que parece necesario en términos de imagen o de marketing de empresas y de sus directivos más audaces. También es un término gastado en el ámbito de las instituciones, donde vemos a las administraciones públicas obsesionadas con las inversiones en grandes infraestructuras de todo tipo. En ambos casos, empresa y administraciones públicas, falta obsesión por el conocimiento. Sin conocimiento, cada vez es y será más dificil innovar competitivamente. El término innovar acabará siendo absolutamente demagógico sin el valor del conocimiento.

Pero a vista de la miopía de algunos de nuestros responsables políticos no está mal que recordemos lagunas cuestiones básicas y conocidas:

  • Las ventajas comparativas de la economía clásica y neoclásica. En el XIX y buena parte del XX han prevalecido los fundamentos de la economía clásica y neoclásica. Los factores que explicaban las “ventajas competitivas” de empresas y de países eran del tipo: una mano de obra abundante y barata, abundancia y acceso de determinadas materias primas, localización y ventajas de transporte, entre otros.
  • La economía del bienestar y el fuerte encarecimiento del coste bruto de la mano de obra en la gran mayoría de los países desarrollados van a ser decisivos a la hora de tener que buscar nuevas fuentes para mejorar la competitividad. A finales del siglo pasado las economías avanzadas han sido protagonistas de fuertes procesos de deslocalización y desvio de inversiones.
  • Un modelo de transición para las economías avanzadas ha consistido en el desarrollo de políticas ligadas a fuertes inversiones en infraestructuras y modernos equipamientos (aeropuertos, autopistas, trenes de alta velocidad, centros logísticos, puertos, parques tecnológicos…). Y también el recurso a los servicios especializados (diseño, marcas, marketing, innovación tecnológica introducción de nuevas tecnologías…). Algunas de estas vías ya nos señalan una nueva dirección: inversiones relacionadas con el capital humano (educación y formación) y con el conocimiento (capacidad innovadora, transferencia de tecnología, etc.).
  • Un modelo basado en el conocimiento. El margen de las fuentes de competitividad se estrechan. Las infraestructuras, la inmigración (renovación de la entrada de mano de obra barata) solo pueden ralentizar un proceso imparable. En las economías avanzadas, las empresas tendrán que recurrir a la fuente del conocimiento para ganar competitividad y un espacio en el que sobrevivir.
El modelo actual: competitividad basada en el conocimiento

Hay algunas razones para suponer que estamos ya en un modelo donde el conocimiento es un input imprescindible.

A) Las olas tecnológicas. En las últimas décadas la incapacidad de los economistas para hacer prospectiva, ha sido compensada con ese laboratorio de futuro que ha sido el Silicon Valley. A mis alumnos les recomiendo y muestro reiteradas veces este gráfico:



Si lo observamos bien nos daremos cuenta que los grandes sectores y empresas globales actuales han girado en torno a estas “olas de conocimiento”. Desde IBM a Google, pasando por Microsoft, Apple y decenas de empresas más que hoy constituyen las empresas globales clave de la economía más avanzada: los Estados Unidos; y que también explica la primera gran bonanza ininterrumpida de esa misma economía; casi una década de crecimiento estable, sin crisis, batiendo casi todos los récords históricos de la economía norteamericana, el conocido como periodo Clinton.

B) La crisis actual: ¿financiera-inmobiliaria o de modelo? La crisis actual ha puesto de manifiesto el agotamiento de los sectores tradicionales y una crisis de supervivencia extrema. Hemos visto en los últimos meses el crack de un sistema financiero que basaba sus ganancias en la actividad especuladora de un sistema inmobiliario que a su vez era alimentado con hipotecas basura y unas reingenierías financieras fraudulentas (desde burdas con la Madoff o un poco más sofisticadas como las titulaciones).

Pero la crisis del modelo actual es más profunda. Ha afectado a sectores tradicionales como el del automóvil, la construcción y muchas de sus empresas, ya impotentes desde hacía años a la hora de generar beneficios a través de su actividad principal y sobreviviendo en los últimos tiempos gracias a las ganancias especulativas atípicas derivadas de activos inmobiliarios o financieros. Quizás hay una crisis de modelo más profunda de lo que estamos dispuestos a admitir o reconocer: sin buenos inputs de conocimiento no hay competitividad.

C) La toma de conciencia de los países emergentes. Algunas economías emergentes nos están dando una lección. El tema no ha pasado desapercibido para autores como el premio Nóbel Joseph Stiglitz. Países como China, India, Brasil, incluso Rusia han sabido captar la importancia de invertir en conocimiento y basar algunas de sus estrategias de competitividad en el mismo.

Incluso estas políticas de están llevando a cabo en un marco en el que todavía les queda a estos países un importante margen de “ventajas comparativas salariales” o incluso de ganancias ligadas a grandes inversiones en infraestructuras (de las que China por ejemplo ha hecho gala de forma espectacular).

Los casos de producción de software (India, principal exportador mundial) o de la nanotecnología textil (China con la aplicación de nanopartículas a las prendas de vestir) son buenos ejemplos en este sentido.

D) La sociedad de la información como antesala a la del conocimiento. La sociedad de la información no ha hecho sino acelerar y poner de relieve la velocidad con la que el conocimiento se puede convertir en el factor fundamental de la competitividad por excelencia.

No es sólo una cuestión sobre el acceso al conocimiento y su fácil difusión. Hay enormes ventajas esperando para aquellos “jugadores” convencidos en la importancia de las nuevas reglas del juego para el desarrollo del conocimiento: software open source, trabajo colaborativo, estrategias de compartir conocimiento (conocimiento abierto)…etc)

E) Los sectores de futuro, las nuevas olas tecnológicas. Los sectores de futuro en los próximos años estarán basados en la biotecnología, la infotecnología, la nanotecnología…
Son lo que llamaría yo sectores “puros” de conocimiento, aquellos en los que básicamente este input será fundamental y todo lo que ello implica, formación avanzada, calidad de recursos humanos y una crisis mas acusada de los sectores tradicionales….


II. Reflexiones en torno a como favorecer el desarrollo del conocimiento, la competitividad y la necesidad de sobrevivir en la dura era global.

Si estamos ya en la economía del conocimiento los estados, las regiones, las empresas sería lógico que desarrollaran políticas activas a favor los cambios que favorezcan la sólida implantación de un nuevo modelo económico basado en el conocimiento. En definitiva desarrollar la sociedad del conocimiento.

En teoría esto está ya en discurso de la mayoría de la clase política de casi todos los países avanzados. Sin embargo, en la práctica, la efectividad de las medidas deja bastante que desear… En todo caso, hagamos algunas reflexiones al respecto.


1. La lentitud y carencia de efectividad de las reformas educativas. Todos los especialistas, casi todos los estados, han tomado conciencia de que el desarrollo del conocimiento como un “input” competitivo para nuestras empresas dependerá de la calidad y competitividad de nuestros sistemas educativos.

Sin embargo, hacer reformas educativas en un país no es tarea fácil. España lleva años introduciendo reformas, pero dejando pendientes aquellas de fondo que incrementarían la calidad y competitividad de nuestros sistemas educativos (secundario, terciario…).

Tanto en enseñanzas medias como en educación universitaria nuestros indicadores muestran una falta de sintonía total con la considerada 8 ª potencial económica mundial.

El problema es más acusado cuando algunos países hacen bien sus deberes y otros no tanto. Por ejemplo, en América Latina (región en la que vendemos banca, servicios inmobiliarios, seguros, telefonía, etc.) pese el atraso relativo algunos países como Chile o Brasil mantienen un cierto número de universidades de calidad por encima de nuestros estándares y con una progresión que nos dejara en evidencia a medio plazo.

En Europa, cierto que hay países tan reticentes a la introducción de reformas de calado como el nuestro. Pero en el otro extremo también hay “buenas prácticas” . Haría mención a la efectividad del sistema universitario británico a la hora de evaluar la productividad de su actividad investigadora y oferta de titulaciones.

Menos conocida quizás sean la capacidad de respuesta de un sistema universitario como el finlandés. Hace meses saltó la noticia el caso de la Innovation University (hoy rebautizada con el nombre del Aalto University ) Se trata de una iniciativa de fusión de tres centros universitarios (con rango de universidades) especializados en economía, arte y diseño, y tecnología (Helsinki School of Economics, University of Art and Design Helsinki y Helsinki University of Technology.) El objetivo es ofertar unos currículos extraordinariamente competitivos y únicos en el ámbito europeo y convertirse en un líder mundial en este tipo de nuevas disciplinas, con una demanda potencial muy fuerte en los próximos diez años.

En todo caso hay que subrayar que es muy difícil desarrollar el potencial de un país en la economía y sociedad del conocimiento sin un sistema educativo eficiente y competitivo. Los países y las regiones harán bien en declarar a la educación y las políticas de desarrollo de su capital humano en prioritarias, en una agenda de reformas ineludibles.


2. La importancia de crear una cultura sólida y fuerte en torno a la economía y sociedad del conocimiento.

Un país puede dar señales equivocadas a la sociedad y a su entorno.

Lo que leo sobre China: aparte de sus problemas políticos, sin duda relevantes, hay un esfuerzo por transmitir: una apuesta por ciencia y tecnología ambiciosa, con proyecto cómo la creación de 200 campus universitarios modelos Berkeley.

Algo que impresiona a los Presidentes de las universidades norteamericanas cuando visitan el mencionado país. Tanto que algunos orientan sus discursos, artículos, etc. a alertar a su Presidente sobre los riesgos que corre la hegemonía mundial norteamericana. Especialmente en el caso de que las inversiones de los Estados Unidos en Ciencia y Tecnología no superen los niveles actuales (¡envidiados por Europa!) y traten de compensar el inmenso gap demográfico entre China y los Estados Unidos.

En todo caso, Estados Unidos es un país envidiable. En sus grandes diarios The New York Times, The Washington Post, etc. las grandes empresas de la sociedad de la información y del conocimiento y sus fundadores son tratados casi como mitos.

Algo tan remarcado que por extensión, lo trasladan al resto de los países, donde la historia de Larry Page y Sergey Brin (Google) es muchísimo mejor conocida que la de Amancio Ortega (Zara – Indetex).

Esta es la portada de The New York Times que es frecuente ver en otros diarios norteamericanos para esta misma temática. Desplazando cualquier tipo de noticia política, económica, el NYT dedica su mejor espacio a Terence Tao un matemático que a los 7 años ya cursaba estudios de secundaria en matemática y a los 31 es uno de los matemáticos más reputados del mundo, ampliando detalles sobre su trayectoria y la relevancia de su trabajo profesional.




Joaquín Cuenca Abela y Eduardo Manchón Aguilar son dos nombres que quizás si preguntara a esta sala muchos de vosotros no sabríais quienes son. Incluso si digo que son alicantinos uno es de Cox y otro de Callosa del Segura.


Tal vez debería decir que fueron los creadores de Paronamio, un sitio de fotos georeferenciadas, una brillante idea. que fue adquirida por Google al parecer por la friolera de siete millones de euros.

Una vía que podrían seguir mucho licenciados o técnicos de informática. Sin embargo a) muchos de nuestros licenciados en nuestras escuelas de informática consideran que la web es algo marginal en relación con la formación adquirida, b) si entraran a alguna de nuestras facultades apenas serían reconocidos por sus compañeros. Y además, para confirmarlo, uno es licenciado en Física y el otro es licenciado en Psicología.

Ninguno de mis hijos en secundaria sabe de Joaquín y Eduardo. Todos han visto hace escasos días el montaje mediático en torno a los fichajes del Real Madrid y del Barcelona. Cuyos protagonistas son los referentes sociales para nuestros hijos y nuestra sociedad en general, ya con más de 4 millones de parados y una crisis económica complicada. El futuro está en ser como Cristiano Ronaldo y Paris Hilton (ver mi artículo Crisis económica y fichaje de galácticos).

A esto mercería cuando una sociedad manda así misma señales equivocadas. Y no digamos al exterior.

3. El gap entre empresas e investigadores. La necesidad de crear espacios compartidos de aproximación. Parques Científicos y Tecnológicos y otras iniciativas.

Los directores y técnicos de de las Oficinas de Transferencia de Tecnología de las Universidades españolas tienen un complicado y meritorio papel acercar dos mundos que con lenguajes e intereses distintos. Se ha avanzado mucho y hay meritorios casos que ostentar, pero la debilidad tecnológica de nuestras empresas –medida por la evolución del contenido tecnológico de nuestras exportaciones es aplastante. Llevamos más de quince años de exportación con encefalograma plano.

Para la mayoría de los académicos lo que guía sus programas de investigación son revistas referenciadas y reconocidas para sus tramos de investigación. Si preguntáramos a una gran mayoría de los investigadores de economía u otras materias qué prefieren, si hacer un Plan estratégico y dar soluciones que tengan un impacto real en nuestro entorno económico y social o publicar en una revista JCR. Una inmensa mayoría se decantarían por lo segundo.

Los objetivos y prioridades de nuestra actividad investigadora apenas están orientados por prioridades o necesidades reales de las empresas de nuestro país o nuestro entorno. Nuestra tasa de conversión de la actividad investigadora en patentes es arrolladoramente baja.

La mayoría de las empresas apenas son capaces de asimilar las potencialidades que podrían derivarse de una masa crítica relevante de investigadores, o una especialización competitiva de algunos grupos de investigación. Incluso de rentabilizar una buena parte de inversiones en infraestructura y equipamiento científico llevadas a cabo en las universidades de su entorno.

Hay lenguajes distintos. Necesitamos una aproximación física, institucional y laboral.

O bien las universidades tienen que invadir espacios de las empresas, llevando sus Institutos tecnológicos y de investigación a los Parques Tecnológicos o bien las universidades deben promover sus propios Parques Científicos y atraer a las empresas.

Cuanto más se tarde en hacer esto más dificultades tendremos de generar un input competitivo para las empresas.

4. La introducción de un nuevo paradigma: la revolución de Internet y las nuevas tecnologías.
Redes sociales, compartir conocimiento, trabajo colaborativo….

Asistimos a un nuevo paradigma de comportamiento social. Las nuevas generaciones van a poner en cuestión muchos de las ideas y estereotipos sociales con una implicación importante ya en la sociedad del conocimiento.

La irrupción de la web 2.0 y las redes sociales va mucho más allá de una simple moda o forma de comunicarse. En mi opinión están creando nuevos hitos para la humanidad. El protagonismo del usuario, la interactividad, las nuevas formas y estilos de comunicación, el deseo de compartir conocimiento, el trabajo colaborativo, las comunidades en torno al desarrollo de software abierto, el estilo creative commons.

Sin duda todo esto va estar más estrechamente ligado a la sociedad del conocimiento de lo que pensamos. Los investigadores parecen ajenos a un buen número de herramientas y posibilidades que se derivan de las nuevas tecnologías. Esto no es nada bueno, en mi opinión.

Un científico debería ponderar la necesidad de recurrir a herramientas de trabajo colaborativo. Consensuar y discutir colectivamente documentos sobre el estado del arte de determinadas disciplinas o cuerpos científicos. Crear redes sociales o comunidades virtuales más allá de los sanedrines y grupos gremiales que se han generado a partir de antiguas cátedras y núcleos de poder hoy entorno a las revistas JCR y otras componendas.

Nada de esto parece estar sucediendo en tiempo y formar. La sociedad del conocimiento exigiría de las universidades y de los universitarios una mayor capacidad de liderazgo social, una capacidad. Más bien hay una mostrada incapacidad para ser referentes en la sociedad de la información. Vamos a medio gas.


5. Una nueva mentalidad, nuevas formas de pensar y velocidad de los cambios.

Mientras muchos se lo piensan otros lo hacen. La velocidad de los cambios viene dada por la necesidad de sobrevivir por parte de las empresas. Deslocalización, outsourcing, segmentación productiva, logística, reingenierías de procesos… son algunos de los recursos masivos de las empresas de hoy.

Los sectores tradicionales deben adaptarse a una nueva mentalidad. Una nueva forma de asimilar los cambios e introducir innovaciones competitivas.

Esto no es fácil si no se desarrollan políticas activas capaces de reconducir los viejos hábitos empresariales y sociales.

Pensemos en el sector inmobiliario y de la construcción. Ha estado viviendo durante décadas sumido en un modelo de tecnologías maduras con el “input” mano de obra barata alimentada por una fuerte inmigración. Un modelo caracterizado, además, por fuerte especulación, urbanismo salvaje, deterioro y agresividad medioambiental, carencia de profesionalidad en segmentos importantes del sector, generación de beneficios atípicos en otros sectores, absorción de inversiones, sobredimensionamiento de la oferta, cultura del pelotazo, incluso amplias corruptelas en el ámbito empresarial y político.

Y ahora pensemos en lo que debería ser para ser competitivo globalmente. En principio la única vía sería robustecer la innovación tecnológica a través de vertientes como: domótica, nanotecnología, nuevos materiales, eficiencia energética, construcción medioambiental y servicios inmobiliarios especializados: project Management, Internet, publicidad online.

El cambio de un modelo a otro no es tarea fácil. Únicamente desarrollando políticas activas podríamos aspirar a trasladarnos del modelo actual a un moldeo futuro basado en la capacidad de innovar y el conocimiento.

6. La estrategia del conocimiento abierto y la innovación abierta. Los casos del OpenCourseWare e Innoversia (Innocentive)

Por último me voy referir a mi última reflexión, también ligada en parte va las anteriores.

Hay dos proyectos ligados a Internet que me llamaron poderosamente la atención. Uno surgió del MIT a principios del milenio. Su presidente en aquellos años, Charles Vest, impulsó un proyecto que mucho tacharon de utópico.

La mayor parte de las grandes universidades norteamericanas veían en Internet un potencial de ingresos derivado de la comercialización de cursos online. Se crearon grandes consorcios incluso alguno de ellos intercontinental (universidades británicas y estadounidenses). Todos ellos al cabo de unos pocos años se sumieron en grandes pérdidas concluyendo en la irrelevancia o la desesperación.

En ese entorno el Presidente del MIT pidió a sus profesores que pusieran en un sistema abierto en Internet todos sus recursos y materiales docentes. Pese a las lógicas reticencias, el proyecto salió adelante. Algunos docentes incluso permitieron grabar sus explicaciones en clase y dejaron sus vídeos de libre acceso en Internet.

En el 2003, siendo CEO de Universia plantee un acuerdo al MIT para traducir algunos cursos. Las universidades iberoamericanas, españolas incluidas, veíamos muy difícil un efecto demostración por parte de nuestros docentes. Sin embargo, apenas seis años después OCW es un consorcio de países y universidades de casi 40 países y unas 300 universidades.

El otro proyecto tiene que ver con la oferta y demanda de investigación e internet. Universia, una red de más de 1.100 universidades socias en catorce países de habla hispana y portuguesa, impulsa Innoversia, una plataforma en internet que difunde y da cobertura de servicios a una demanda y oferta internacional de tecnología e investigación aplicada.
La idea es que los investigadores y las empresas de todo el mundo publiquen sus ofertas y demandas en una base de datos llamada a constituir una fuente de transferencia de tecnología relevante para el futuro

Tradicionalmente la transferencia de tecnología entre universidades y empresas se ha visto limitada por restricciones geográficas derivadas de la no confluencia entre las necesidades específicas de un tejido económico local y las ofertas y respuestas de las universidades de su entorno.

Innoversia, a través de internet, globaliza la oferta y la demanda haciendo posible acercar las necesidades de innovación tecnológica de las empresas con las capacidades y ofertas de los investigadores y científicos de más de 1.100 universidades de catorce países

¿Es una idea como esta acreedora de ayudas e incentivos oficiales en los diferentes países? Pues no, y quizás estas miopías las pagaremos caras.

III. Para concluir

Para concluir, podríamos recapitular que la sociedad del conocimiento nos exige cambios culturales de entidad en vertientes muy diversas:
  • Institucionales
  • Universitarias
  • Empresariales
  • Mediáticas
  • Sociales en general.
Exige también y especialmente de universidades competitivas, capaces de liderar nuevas formas y vías de competitividad para las empresas y con la finalidad de garantizar frutos sociales relevantes:
  • la consolidación y mayor desarrollo del estado del bienestar
  • y la minimización de los impactos derivados de un crecimiento no sostenible.
La pregunta es ¿Seremos las universidades capaces de asumir ese liderazgo y responsabilidad social?

Andrés Pedreño Julio 2009.

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