martes, marzo 28, 2006

Construcción y tecnología

Construcción y Tecnología
Artículo publicado en el diario Información

Una de las vías que permitiría aprovechar la espectacular expansión del crecimiento de la construcción es el desarrollo de tecnologías avanzadas aplicadas a este sector. Esto es, la potencial configuración de empresas constructoras y afines de tecnología avanzada, altamente competitivas en el marco nacional e internacional.

La aplicación de nuevos avances tecnológicos a este sector se aventura muy prometedora y cabe preguntarse si es necesaria una estrategia activa de cara a afianzar esto beneficios a medio plazo.

Nanotecnología aplicada a la construcción

La nanotecnología es el estudio, diseño, creación, síntesis, manipulación y aplicación de materiales, aparatos y sistemas funcionales a través del control de la materia a “nano escala” (una escala para mediciones en el ámbito de los átomos y las moléculas ). Su potencial desborda la imaginación. Sin llegar a los extremos de la ciencia ficción de la conocida novela de Michael Crichton, “Presa”, hay quienes sitúan los desarrollos futuros de la nanotecnología a largo plazo en el inicio de una nueva era para la humanidad. O como afirma Charles Vest, expresidente del MIT y asesor de Bush en temas tecnológicos, “la nanotecnología provocará una segunda revolución industrial”, esto no tan a largo plazo.

Lo cierto es que la aplicación de la nanotecnología a la construcción ofrece algunas perspectivas interesantes. En la Comunidad Autónoma Valenciana existe desde 2004 RENAC, que es una red formada por los principales grupos de investigación en Nanotecnologías de la Comunidad Valenciana. , que pretende coordinarlos en el objetivo de aplicar la nanotecnología en materiales y productos para la construcción y el hábitat y dispone de un conjunto de equipamientos para favorecer el desarrollo de investigaciones en este ámbito. Es una apuesta que calificaría de visionaria, anticipativa, y en una dirección acertada.

La Universidad de Alicante también se está moviendo rápidamente en este campo. Unos 200 investigadores españoles en física del estado sólido se reunieron hace un mes en Alicante para celebrar su cita bianual con una agenda centrada en los avances de la nanotecnología y la nanociencia, que concentran actualmente gran parte de los esfuerzos que se realizan en la investigación del estado sólido. La Facultad de Ciencias y algunas ingenierías constituyen un activo de primer orden, digno de ser aprovechado.

Como hemos dicho, este posicionamiento puede ser explotado por el sector privado a medio plazo con enormes beneficios. Si bien en la actualidad todavía son muy pocos los productos de nanotecnología que han llegado al mercado y las potenciales mejoras a la construcción de carreteras, puentes y edificios tendrán que esperar a más largo plazo, es una apuesta con tantos beneficios potenciales que habrá merecido la pena cualquier espera.

Vías de aplicación a corto y medio plazo

Algunos señalan que las actuales investigaciones en polímeros podrían hacer posible que las barreras protectoras en las carreteras arreglen sus propios imperfectos causados por choques de vehículos. En esta línea hay expectativas para identificar y reparar de forma automática, sin intervención humana, brechas y agujeros en el asfalto o en el hormigón, fabricar señales de tráfico que se limpian a si mismas, fabricar acero y hormigón más fuertes., “nanosensores” para vigilar el estado de sus puentes y detectar cualquier anomalía o riesgo, etc.

Aunque la denominada nanotecnología molecular hay que aventurarla a más largo plazo, la espera habrá merecido la pena si se cumplen los pronósticos centrados en la creación nuevos materiales con propiedades muy potentes, capaces de cambiar las prestaciones de nuestra viviendas y habitats en general, prácticamente sin restricciones.

Un avance muy preliminar son los conocidos “nanotubos”. Los nanotubos de carbono son hasta cien veces más fuertes que el acero pesando seis veces menos y han atraído mucha investigación como posibles aditivos para incrementar la resistencia de materiales compuestos. Son ya utilizados en algunas aplicaciones (productos deportivos tales como pelotas de golf, bicicletas, raquetas de tenis...) de alto rendimiento que han recibido una amplia difusión en los Estados Unidos.

Las citadas vías junto con algunas aplicaciones actuales, ya realidad en el ámbito de la domótica, vienen a situar la tecnología aplicada al sector de la construcción dentro de unas expectativas realmente interesantes. Insistiría en que hace falta una estrategia muy activa para poder aprovechar estas potencialidades. Es imprescindible crear una infraestructura de forma anticipada capaz de explotar todas las ventajas competitivas de este desarrollo tecnológico.

Aportar, invertir en el futuro


Las universidades a través de diversas vías: “spin offs” “start ups”, proyectos de investigaciones básicas y aplicadas, espacios de convergencia entre la ciencia, industria y tecnología, pueden acelerar la transferencia de tecnología que impulse la solidez y competitividad del sector de la construcción a medio plazo. Son el instrumento imprescindible de cara a jugar un relevante papel en las mencionadas

Este tipo de apuestas estratégicas son las que suelen dar una ventaja competitiva importante a los sectores implicados. Hoy no cabe ninguna duda que la construcción en Alicante y la Comunidad Valenciana es un sector clave.

Conviene señalar por último que en el informe de la Comisión Europea "Hacia una estrategia europea para las nanotecnologías" España aparece como el país europeo que menos ha invertido en nanotecnología por debajo de países como Portugal, Grecia... Y esto que en Europa se invierte poco. En los Estados Unidos los inversores de capital riesgo invirtieron en empresas de nanotecnología en 2005 más del doble de lo que invirtieron en 2004, como una señal de la rentabilidad potencial de estas inversiones. En este último país este capítulo de inversión alcanzó en el 2005 los 434,3 millones de dólares, un 121% más que año anterior.


Andrés Pedreño Muñoz
Universidad de Alicante

Publicado en el Diario Información 26-3-2006. Verlo en el dossier de prensa de la UA.


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miércoles, marzo 22, 2006

Parques Científicos

Parques Científicos
Artículo publicado en el diario Información

Sin precisar una denominación, modelo o enfoque específico, los Parques Científicos son importantes porque representan el entorno ideal para el desarrollo de la innovación tecnológica y con esta la mayor capacidad de crecimiento económico sólido y estable para un país o región .

La experiencia internacional en esta materia es muy amplia y determinante en todo tipo de manifestaciones y enseñanzas al respecto .

Países en la sociedad del conocimiento


Aquellos países cuyo crecimiento está basado en la innovación tecnológica y en sectores intensivos en tecnología han obtenido resultados ciertamente espectaculares en su evolución reciente.

Como referente principal está Estados Unidos que en la encrucijada del milenio batía el récord en la duración de la fase expansiva de su crecimiento económico. La solidez y calidad de esta progresión no deja lugar a muchas dudas: casi una década con tasas superiores al 7% en términos interanuales, tasa de desempleo inferior al 4% sin aflorar tensiones inflacionistas, sino todo lo contrario, con una tasa que se situó a niveles muy bajos (2,3 % del IPC en 1996-1999), saneamiento de las finanzas públicas con superávit, alzas bursátiles espectaculares, capacidad de arrastre a nivel mundial a través de su considerable déficit comercial y absorción de recursos del resto del mundo.

La orientación de la economía estadounidense le permitía rentabilizar eficazmente el ahorro de los demás países. La inversión en sectores y tecnologías que incrementaban fuertemente la productividad del factor trabajo propiciaba un marco de solidez y estabilidad en su modelo de crecimiento y de su economía en general.

No es un caso único. Aquellos países que han seguido esta dirección también han cosechado sus frutos. Con una estrategia basada en el crecimiento de las TICs, Irlanda, partiendo de una situación de marcado atraso relativo, ha pasado en pocos años a ser el segundo país con la renta por habitante más elevada de la UE. Otros casos también interesantes son los de Corea, Países Escandinavos incluso, parcialmente, deberíamos aludir a un país complejo como la India..
Las enseñanzas parecen mostrarse con claridad. Una estrategia que lleve a un país a participar activamente en la innovación tecnológica, favorece un crecimiento diferencial relevante, un afianzamiento de su competitividad y un modelo capaz de afrontar las sucesivas olas tecnológicas que se impulsan más aceleradamente en el marco de la sociedad de la información y del conocimiento (ver gráfico).

La tecnología y el futuro

Lejos de una circunstancial puntualidad histórica, la cultura empresarial de la innovación tecnológica y de la sociedad del conocimiento da señales inequívocas de una creciente vitalidad y preponderancia.

El entorno del Silicon Valley viene anticipando las olas tecnológicas que han producido impactos relevantes en el desarrollo tecnológico y en las economías de todo el mundo. Anticipó puntualmente los circuitos integrados, el PC, el desarrollo del software, Internet, y señala también inequívocamente una revolución tecnológica de hondo calado a través de la confluencia de la infotecnología, la biotecnología y la nanotecnología.

Charles Vest, presidente honorario del MIT, califica el impacto de la nanotecnología de “segunda revolución industrial” y Mike Treder – a quien he tenido la suerte de conocer personalmente estos días en España- la considera el paso más importante de la humanidad en materia de tecnología y en los beneficios y riesgos que comporta.

Por qué los Parques Científicos son importantes

Cada vez se hace más necesario y urgente que las universidades y empresas hablen un lenguaje más cercano. Es imprescindible un entorno donde la innovación y el conocimiento se erijan como variables claves e interactúen productivamente. Ambas partes deben compartir planteamientos, problemas y soluciones potenciales. La necesidad de estos entornos que propicien convergencias, limen asperezas de actitudes y culturas largamente no compartidas, es indiscutible y necesita de respuestas prioritarias. La alfabetización que la revolución nanotecnológica exige a las empresas dará una ventaja crucial y decisiva a aquellos países y regiones que hayan contribuido a crear entornos en los que sea posible una relación eficiente entre el mundo empresarial y el universitario en todas sus vertientes: emprendedorismo tecnológico, formación, transferencia de tecnología, patentes, spin-offs, start-ups...

Y todo esto tiene un nombre: Parques científicos.

Andrés Pedreño Muñoz
Universidad de Alicante

Publicado en el diario Información 12-3-2006. Verlo en dossier de prensa UA.

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lunes, marzo 20, 2006

Conocimiento, empresas y nuevas tecnologías en las universidades del siglo XXI


Conocimiento, empresas y nuevas tecnologías en las universidades del siglo XXI

Conferencia en las Jornadas sobre Iberoamérica y España, Madrid 2001 [1]: La Universidad en la sociedad del siglo XXI. Fundación Banco Santander Central Hispano. Publicada en el libro con el mismo nombre. ISBN: 84-375-0518-6

Andrés Pedreño Muñoz [2]



Introducción

Es buen momento para reflexionar sobre el modelo universitario de este siglo. En más de ochocientos años de perspectiva histórica pocas veces la universidad estuvo sometida a retos y cambios de tanta entidad. Una masa crítica de científicos de las más diversas especialidades y países propicia que se dupliquen en apenas cuatro años los conocimientos científicos que acumulan los diferentes campos de conocimiento; los avances de la ciencia acaparan casi a diario las noticias de actualidad mundial fulminando barreras en amplísimos campos del saber. En el lado opuesto, a los déficit tradicionales de formación universitaria en países pobres, se suma una división digital en las desigualdades de acceso a la información y el conocimiento, abriendo una brecha cada vez más amplia entre países ricos y atrasados.

En una muy anticipadora visión Peter Drucker calificó nuestra era actual como la sociedad del conocimiento y los economistas desde hace más de una década giraron su ojos hacia la innovación como fuente de competitividad de las naciones [3]. Ambos enfoques auguraban exigencias crecientes para las universidades en el intento de responder a retos sociales y empresariales de un alcance y entidad difíciles de prever. Sin embargo, todo apunta a que las necesidades se incrementarán aun más por exigencias y demandas que superan estos campos.

Uno de los retos más acuciante será con toda seguridad la búsqueda de un crecimiento sostenible que aleje de graves agresiones la habitabilidad del planeta, la desigualdad o limitaciones relevantes para el estado de bienestar. Habrá que reinventar una nueva revolución industrial con parámetros energéticos y funcionales muy diferentes y una agricultura ambiental sostenible que vele rigurosa y eficazmente por el medio ante la presión de una población creciente y una actividad económica claramente devastadora. Este ámbito requerirá iniciativas conjuntas y coordinadas para científicos, empresarios y políticos.

La sociedad de la información reclama otra parcela de participación muy activa de las universidades. Una herramienta capaz de introducir cambios muy profundos en el alcance y enfoque de nuestra actividad docente e investigadora, o la imprescindible eficiencia en el acceso o distribución de la información, la capacidad de desarrollar instrumentos tecnológicos muy potentes en campos muy diversos del saber.

En este contexto hay que destacar la necesidad de un compromiso universitario permanente con el subdesarrollo, la marginación, la carencia de libertades y derechos humanos, la división digital, que propician serias restricciones sobre las expectativas favorables que mencionábamos...


Los nuevos retos empresariales de la sociedad del siglo XXI y el conocimiento

Hacia el año 2050 se duplicará la demanda de energía mundial que hará insostenible la emisión actual del nivel de CO2 sobre la base de combustibles fósiles. La solución tendrá que llegar de los avances del conocimiento científico. Idénticas respuestas se exigen de otras vertientes asociadas al modelo de desarrollo actual: vivienda, consumo de agua, ciudades habitables...

La necesidad de lograr un crecimiento sostenible se ve muy frecuentemente como un freno permanente para el desarrollo. Hay que tomar conciencia de otros enfoques radicalmente distintos. Tal como señala el Presidente del MIT Charles M. Vest [4] si científicos, empresas y gobiernos cooperaran estrechamente para aplicar soluciones habría que ver el reto del crecimiento sostenible como todo lo contrario: una oportunidad científica y empresarial para nuestras economías y sus posibilidades de expansión.

Hay razones para ser optimista sobre la capacidad de la sociedad del conocimiento para afrontar retos complejos. Incluso, los avances recientes van más allá de las repercusiones que afectan a la actividad económica y se extienden hacia límites que el propio ser humano creía difícilmente conquistables. La reciente revolución del genoma humano, todavía con una generación pendiente de resultados espectaculares, tiene una digna continuación en los avances para comprender la mente y el cerebro humano[5] con proyecciones que, hace tan solo un quinquenio, rayaban en la más pura ciencia ficción. Entramos en una era en la que la ciencia podría ser apasionante incluso para el gran público [6].

No hay ninguna utopía en las posibilidades de la nanotecnología. Un campo que constituye un claro ejemplo de la productividad de la colaboración interdisciplinar entre químicos, físicos, ingenieros, especialistas en ciencias de los materiales... con desarrollos de técnicas de microscopio capaces de observar átomos y moléculas y la construcción de pinzas o “dedos” de láser para crear nuevas estructuras y materiales. En décadas venideras es de esperar, según Vest, que se empiece a construir “minúsculas nanomaquinas” que pueden llevar consigo una auténtica revolución industrial. ¿Ejemplos? Ordenadores mil veces más potentes que gastan una millonésima parte de electricidad, materiales más fuertes que el acero pero con solo un diez por cien de su peso, sensores capaces de detectar tumores con solo unas pocos células...

Las realidades quedan ya reflejadas en la dinámica de los sectores que la revista Scientific American calificó como claves para el siglo XXI [7] o en la productividad que en las últimas décadas ha reportado la investigación en campos como la biotecnología en vertientes específicas como el código genético y la terapia genética. Hay toda una base económica dependiente de la base molecular de las enfermedades con la creación de patentes desarrolladas en las universidades que han reportado inversiones de miles de millones de dólares en los últimos años y que tendrá repercusión en la totalidad de la población mundial.

Ojalá se aprendiera con rapidez las lecciones de la denominada Nueva Economía, basada en la sociedad de la información, pero que olvidó la importancia de anteponer, a sus expectativas comerciales e inversoras, una base más amplia y equilibrada que tomara como punto de partida la educación y la extensión de sus posibilidades al conjunto de la población en el contexto de un cambio cultural de proporciones notables.

Las expectativas bursátiles centradas en el comercio electrónico o el consumo masivo de información o de servicios en general han hecho olvidar la prioridad productiva que supone esta herramienta para el conocimiento y la educación. Un requerimiento previo que hubiera hecho más sólidas y fiables las expectativas económicas de la denominada Nueva Economía.


Los esfuerzos de la universidad del futuro

La ciencia y las universidades deberán tomar muy en consideración al mercado sin supeditarse a él. El desequilibrio de los esfuerzos de la ciencia en aquello que determina la demanda y la rentabilidad podría tener en las “ciencias del hombre”, tal como las aludía ya a mitad del siglo pasado Alexis Carrel, un contrapunto absolutamente necesario. Esto sirve para todos los ámbitos: desde las herramientas tecnológicas que se deben aplicar a algo más que la observación del cerebro humano con expectativas ciertas de beneficios tangibles. Sería muy triste y probablemente hasta peligroso que las universidades no profundizaran en las potenciales respuestas que se esconden en yacimientos como el de Altapuerca, o en los avances de las nuevas tecnologías aplicadas a campos como los de la arqueología, la filología, la psicología motivacional, la creatividad, las ciencias sociales, las humanidades...?


Las nuevas tecnologías de la información quizás sean la herramienta que las universidades pueden preparar para alcanzar muchas y relevantes metas educativas y científicas. No solamente en los sectores más evidentes. Incluso campos ajenos a la tecnología como los valores éticos, sociales, la lucha por los derechos humanos, el desarrollo equilibrado, la preservación de la biodiversidad van a estar avalados por comunidades coordinadas y estimuladas por una masa crítica de educadores, hasta ahora dispersos en muchos puntos del globo, que dispondrían de instrumentos muy potentes para ordenar y acceder a la información y al conocimiento, para su coordinación investigadora, la enseñanza, el intercambio de ideas, el debate, el estímulo de compartir sus avances.

Cien profesores de una materia especializada podrían estar separados físicamente en más de veinte países diferentes sin alcanzar una masa crítica relevante para impulsar ambiciosas líneas de investigación. Sin embargo las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones permiten una cercanía y sincronización de sus actividades inimaginable hace escasos años. Por ejemplo, pueden compartir y acceder a la misma información en tiempo real. Coordinar sus investigaciones a través de Internet publicando de forma inmediata sus avances en revistas científicas digitales mediante una URL permanente que recoja la evolución y dirección de sus progresos[8]. Sin desplazamientos físicos, compartir congresos virtuales o seminarios “permanentes” por videoconferencia, debatir en foros o en chat sin costes adicionales, simultanear una misma pizarra electrónica, compartir sus Bibliotecas Digitales o las de ámbito mundial[9], crear “paquetes didácticos de e-learning [10]... Todo esto sin que los diferentes idiomas fijen barreras relevantes mediante el apoyo de motores de traducción que traducen en brevísimos segundos un artículo científico.

Hay una auténtica revolución del aprendizaje y la generación del conocimiento a través de herramientas capaces de multiplicar notablemente la productividad de los recursos que desarrollan la investigación y el aprendizaje. Y todo esto partiendo de que Internet y el desarrollo de las aplicaciones de las NT de la información y las tecnologías está en su infancia, sin que todavía seamos capaces de evaluar con exactitud sus desarrollos potenciales o sus más directas consecuencias para la educación de esta nueva era.

Una de la restricciones sobre el alcance de la denominada Nueva Economía ha sido la excesiva confianza en un cambio cultural espontáneo y sin costes a escala de la población mundial. No se ha evaluado la necesidad de políticas más activas a la hora de preparar a nuestros estudiantes para trabajar en las cotas más altas de complejidad, romper los límites interdisciplinarios o potenciar unas relaciones inteligentes entre la ciencia, la industria y el gobierno. Las universidades tendrán que jugar un papel mucho más activo y decisivo [11]. No olvidemos que todavía hay quienes dentro de la Academia consideran Internet como algo irrelevante, nocivo e incluso peligroso [12].

Aunque solo fuera por el hecho de que la sociedad, la industria, necesitan una mano de obra preparada para resolver los inminentes y ambiciosos desafíos tecnológicos o los propios imperativos de la denominada Nueva Economía, nuestras universidades deben comprometerse muy activamente en resolver las necesidades del futuro y no anclarse pasivamente y de forma conformista en el pasado o en la tradición: sería incluso el más flaco favor a los saberes mal denominados tradicionales [13].

Por una parte la economía, el crecimiento, las empresas se hacen más dependientes del conocimiento, del desarrollo de avances científicos, de la superación de viejas barreras. Por otra parte las universidades tienen la obligación social de asumir nuevos compromisos.

La estrategia de la universidades no es fácil. Es evidente que las nuevas tecnologías no son nada más que una herramienta incapaz de ser eficaz por sí sola si no van acompañada de otros relevantes compromisos por parte de las universidades: internacionalización, desarrollar una investigación competitiva, propiciar nuevas fórmulas de aprendizaje (formación continua, adulta, reciclaje, paquetes formativos digitales multimedia, etc.). Pero sobre todo las universidades y los gobiernos tendrán que reinventar unas nuevas relaciones entre la ciencia y las empresas.


Universidades: viejos retos.

Las universidades españolas han estado sometidas durante las dos últimas décadas, coincidiendo con la implantación de la democracia en nuestro país, a una presión social muy fuerte. En menos de ocho años se duplicó el número de alumnos universitarios (alcanzando el listón del millón y medio) y en buena medida su contribución fue decisiva para evitar que la tasa de desempleo juvenil española fuera muy superior al ya inadmisible 40 por 100 y llegara a extremos socialmente insostenibles. Frecuentemente he sostenido que, aunque solo fuera por esta respuesta social, la Ley de Reforma Universitaria habría cumplido un importante papel en desarrollar un modelo que dotaba de capacidad autónoma a las universidades para con muy escasos recursos afrontar con dignidad una masificación sin precedentes en nuestro país [14].

¿Quedaron atrás los reflejos políticos? En los últimos diez años ocho diferentes ministros ocuparon la cartera del Ministerio de Educación. Con las competencias educativas transferidas, algunas Comunidades Autónomas igualaron tal inusitado récord de inestabilidad. No sería muy descabellado pensar en una carencia de perspectiva para abordar la entidad y complejidad de la educación. Quizás con mayor razón para afrontar una estrategia de política científica y tecnológica enfocada con la perspectiva del largo plazo.

Una directa consecuencia de la falta de estabilidad política ha sido la carencia de un respaldo financiero consecuente con la exigencias no solo de demanda estudiantil. A otras vertientes apenas se les ha dado relevancia: transferencia de tecnología, capacidad para incentivar la innovación de las empresas, el reciclaje formativo de nuestra población activa. En suma, no se ha pensado en las universidades con un enfoque dirigido a fortalecer activamente la competitividad de nuestras empresas y la generación de empleos sólidos en el mercado laboral español.

En parte hasta las propias universidades han sido presa de lo que podríamos denominar una “ilusión óptica”. El crecimiento estudiantil daba paso en todos los campus a inversiones para relevantes ampliaciones en infraestructuras y equipamientos, importantes volúmenes de contratación de profesorado y servicios, nuevas titulaciones, centros, universidades... Sin embargo, un análisis un poco más profundo revela otra cruda realidad: la cuantía de contratos precarios del profesorado en el 2001 es superior en términos absolutos y relativos a la que existía en pleno movimiento de los PNNs a principios de los ochenta. Más: con un gasto universitario inferior al 0,8% del PIB nuestro país se sitúa a la mitad de la media de los países de la OCDE (en torno al 1,5 por 100). La financiación pública por estudiante apenas ha variado en correlación con el crecimiento del PIB. Estos datos serían más grave si evaluáramos las exigencias de ciencia y la tecnología...

En mi opinión quizás se han confundido los términos del debate. No falla una regulación específica de los órganos de gobierno, o quizás no deberíamos ser excesivamente severos sobre la comprensible debilidad del acceso al régimen del profesorado... Tampoco las arengas sobre las virtudes de la calidad por decreto nos llevarán muy lejos. Aunque haya cuestiones muy mejorables y críticas muy razonables y sólidas, sin recursos, sin una financiación más ambiciosa sujeta a objetivos, será imposible que las universidades españolas afronten los retos aludidos en apartados anteriores.

Muy especialmente será difícil que se acometan tres objetivos sociales de la mayor entidad en un país moderno:

· El reciclaje y la formación continua tras una mayor calidad docente en las titulaciones existentes.
· La relaciones con las empresas, la investigación competitiva, la transferencia de tecnología y la capacidad futura de innovar y competir.
· La educación, en una explotación intensiva de las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones [15].

Nos ocuparemos muy brevemente de estas dos últimas.


Universidades que tratan de atraer a las empresas

Hace tres décadas resultaba cuestionable para la vieja guardia del profesorado de una de la más antiguas universidades europeas y pletóricas de tradición académica, Cambridge, el seguidismo norteamericano que se hacia con un proyecto bajo la denominación Cambridge Science Park [16]. Veinte años más tarde la Universidad de Oxford trataba de impulsar con celeridad su Oxford Science Park y otras muchas instituciones de enseñanza superior británicas (Warwick, Sheffield...) presentaban resultados muy esperanzadores en sus políticas activas de atracción de empresas demandantes de investigación, tecnología, innovación, formación continua.

Pensar que el Reino Unido constituía una realidad aparte de los Estados Unidos es algo que nos resulta familiar en algunos discursos aquí que tratan de ver en la situación española una realidad ajena y distante a estas iniciativas [17].

Las universidades españolas pese al citado contexto de los últimos años marcado por los condicionantes de la masiva afluencia de estudiantes y la carencia de recursos financieros suficientes han alcanzado un puesto relevante y digno en la investigación básica y aplicada en muchos campos de la ciencia y la tecnología. También han afrontado con cierta heroicidad sus primeras Oficinas de Transferencia de Tecnología (OTRIs) y han impulsado costosas infraestructuras, equipamientos y servicios a la investigación a partir, sobretodo, de los fondos estructurales europeos.

A esto hay que unir el reciente diseño de Parques Científicos y Tecnológicos [18] y otros éxitos jalonados en iniciativas, proyectos competitivos, etc. Por parte de las empresas, los informes de la Fundación COTEC van en una línea convergente en la necesidad de una toma de concienciación de las relevantes iniciativas que deben tomarse en beneficio de otra dimensión y cultura de las relaciones universidad – empresa. Hay que concebir la disminución de la demanda de estudiantes como una oportunidad para desarrollar un potencial investigador mucho mayor dentro de nuestras universidades.

Todo esfuerzo en este campo puede resultar escaso. Dista mucha distancia todavía en el objetivo de adoptar el modelo de relación Universidad-Empresa deseable que permitiera alcanzar los retos antes apuntados. Siendo realistas hay que partir de la carencia de una auténtica cultura que haga realmente fructífera la relación entre las empresas y las universidades. Existen todavía barreras relevantes. Aunque es un tema complejo y requiere una mayor profundización recordemos a modo de síntesis;

Por parte de las universidades:

-Una financiación insuficiente que abarque muchos frentes de forma equilibrada y gradual en materia de investigación.
-Una tendencia a ponderar líneas de investigación muy poco cercanas a las demandas de las empresas y sujetas a escasas exigencias sobre resultados productivos. Esto incluso en la denominada investigación aplicada de muchas áreas.
-Escasos mecanismos e instrumentos –incluso voluntad e interés- para recoger las necesidades y prioridades de las empresas. Esto pese al avance en servicios e instituciones en los últimos años.
-Inexistencia de incentivos o cauces de diálogo y encuentro que hagan la relación fluida y productiva.
-Contratación de profesorado y dotación de recursos sujeta a la demanda docente. Inexistencia de recursos que den prioridad a la investigación como objetivo fundamental.
-Políticas de calidad para afianzar la investigación competitiva tanto básica como aplicada.

Por parte de las empresas:

-Escasa o nula cultura en demandas de investigación o políticas de innovación en los sectores más tradicionales y en las pequeñas y medianas empresas dominantes en la mayor parte del tejido productivo español, especializado en sectores maduros, muy dependientes de tecnologías importadas.
-Escasa participación en sectores de futuro.
-Elevada tasa de mortalidad empresarial, consecuencia de la escasa capacidad innovadora de los sectores y la empresas. Incapacidad para identificar las ventajas competitivas reales asociadas a la investigación y al potencial de las universidades en general.
-Falta de incentivos suficientes. Dimensión de ayudas europeas no ajustada a las posibilidades de una gran parte de sectores y empresas.

Pese a estas restricciones, casi 70 universidades repartidas por toda la geografía española suponen una excelente red para practicar políticas activas en beneficio de una capacidad de innovación de las empresas basada en el potencial de los servicios de formación e investigación de nuestras universidades. La disociación de la Ciencia y la Tecnología de las universidades no ayuda en nada a aprovechar estas potencialidades.

En otras publicaciones he defendido el desarrollo gradual de Parques Científicos en el marco universitario español [19]. Otras vías más modestas adolecerán de insuficiencia y terminarán por acentuar la dependencia del sistema productivos español y sus empresas. Por otra parte nuestras universidades carecerán de un potencial suficiente para acometer los retos que socialmente se exigen a los países más avanzados. En síntesis: debilidad para las empresas y las universidades en términos internacionales. No estamos ante un tema fácil, su complejidad requiere de la mayor colaboración entre gobiernos, empresas y universidades, en la línea que señalábamos al principio. En los momentos actuales, lejos de la toma de conciencia de la experiencia internacional, haría una falta acercamiento de posturas que no se encuentran ni mucho menos cerca en muchos casos para abordar con ambición este tipo de proyectos.


Los retos colectivos en las Nuevas Tecnologías de la Información y las Telecomunicaciones.

Hay campos en los que cada universidad puede desarrollar sus propias potencialidades y ayudar a afianzar la Nueva Economía y sus vertientes empresariales y comerciales. Tal como señala Joseph Stiglitz (Stanford, ex Presidente del United States Economic Council):

“Si el mercado de Internet falla no será porque nos haya faltado la tecnología, la visión o la motivación, será porque habremos sido incapaces de marcar un camino claro y poner las condiciones para que todos juntos podamos seguirlo. Lo importante no es prever como cambiarán las bases – plataformas tecnológicas sino cómo se gestiona el proceso de cambio y cómo se ayuda a los mercados, a la población a asumir estos cambios”.

El desarrollo de Internet en un país como Estados Unidos fue precedido por un síntoma inequívoco previo: en sus universidades su implantación, asimilación y aceptación superó barreras todavía lejanas en el ámbito hispánico[20]. Los resultados y situación se evidencian en la totalidad de la población con un techo del 50%. En otros países no superamos el 15% [21].

Sin embargo, la entidad de algunos retos implicaría que las universidades salgan fuera de sus propios ámbitos para establecer las redes y mecanismos de cooperación científica que aseguren su competitividad y saquen todo el partido a las herramientas e instrumentos que se les brindan.

Estos movimientos empiezan a vislumbrarse en el mundo anglosajón y en el hispano:

· Fathom con instituciones como la London School of Economics, Cambridge University Press, University of Michigan, New York Public Library, British Library, Natural History Museum...
· Lexington Group consorcio de unas 50 universidades con más de 50 universidades asociadas.
· UNEXT proyecto con Columbia Business School, Stanford University, Carnegie- Mellon, ...
· Universia proyecto hispánico con más de 300 universidades pertenecientes a diez países [22].

Hay sobradas razones para afrontar estos retos en proyectos de forma colectiva:

· La incertidumbre creada por la fuerte y rápida innovación tecnológica. La posibilidad de hacer desarrollos específicos de gran interés queda relegada rápidamente por saltos tecnológicos que abren nuevas potencialidades.
· La complejidad del cambio cultural y las implicaciones para los diferentes colectivos universitarios.
· La competitividad exigible al denominado e-learning y la necesidad de acentuar la especialización docente de las universidades ante una cierta globalización del conocimiento.
· Un nuevo enfoque en la concepción y administración de los derechos de la propiedad industrial y la difusión del conocimiento.
· El “Efecto exposición” y acceso a la información de los potenciales competidores. El usuario incrementa sus exigencias al poder analizar y comparar de forma inmediata todas las ofertas

Para finalizar

En la era del conocimiento, las universidades deben incrementar sus funciones y su capacidad de proporcionar respuestas eficientes a las empresas en materia de formación e investigación competitiva.

Este tópico choca con una cultura muy escasa –incluso podría decirse que adversa- en las relaciones Universidad-Empresa. Pese a avances en los últimos años, se carecen de métodos de potenciación y aceleración de una relaciones cuantitativa y cualitativamente fructíferas. Es más cabría hablar de riesgos de estancamiento dentro de las exigencias que impone la era del conocimiento y la innovación en la que vivimos. Se impone la necesidad de políticas muy activas y coordinadas entre políticos, empresarios y científicos.

El papel de las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones puede ser clave si se generan unas bases sólidas sobre el ámbito, la extensión y el cambio cultural necesario para sacar el máximo partido a esta herramienta. No deben confundirse los términos y las decisiones deben ir dirigidas hacia objetivos prioritarios fructíferos.

Para asumir los nuevos retos de la sociedad del conocimiento y la innovación las universidades deben fomentar el uso de nuevas herramientas y modelos más eficaces e idóneos para poder satisfacer las demandas sociales y empresariales en sus respectivos ámbitos territoriales. Sin olvidar que en muchos aspectos deben medir sus actividades y proyectos en un ámbito de colaboración internacional y de competitividad.

Notas en el texto

[1] Bajo la Presdiencia de Honor de su Majestad el Rey contaron con la participación de: el escritor Carlos Fuentes, Rafael Pujol (rector Universidad Complutense de Madrid), Jaques Marcovich (Rector de la Universidad de Sao Paulo), Darío Villanueva (Rector de la Universidad de Santiago Compostela), Augusto Argandoña (Rector de la Universidad Mayor de San Simón), Saturnino de la Plaza (Presidente de la CRUE), Rolf Tarrach (Presidente del CSIC), Rafael Guarga (Rector de la Universidad de la República de Uruguay), Raúl Villar (Rector de la Universidad Autónoma de Madrid), Jaume Pajés (Rector de la Universidad Politécnica de Cataluña), Oscar Shuberoff (Rector de la Universidad de Buenos Aires), Ubaldo Zúñiga (Rector de la Universidad Santiago de Chile), Andrés Pedreño (Consejero Delegado Universia.net) Juan Ramón de la Fuente (Rector de la Universidad Autónoma de México) Juan Ballesta (Rector Universidad de Murcia) Manuel E. Patarroyo (Director de la Fundación Instituto de Inmunología).

[2] Consejero-Delegado de Universia.net. Fue rector de la Universidad de Alicante durante los años 1993-2000.

[3] Michael Porter en su ya muy conocida obra “Las ventajas competitivas de las naciones”.

[4] . Education for a New Era http://web.mit.edu/president/communications/guildhall.html

[5] . ¿Cómo aprendemos? ¿cómo recordamos? ¿por qué olvidamos?. La tecnología llamada Imagen de Resonancia Magnética Funcional permite observar como trabaja el cerebro en tiempo real. Esto permite trazar expectativas para desarrollar soluciones destinadas a las depresiones, Alzheimer o para los educadores en los procesos de aprendizaje del ser humano.

[6] . Hace un par de décadas hubiera sido imposible pensar en un canal de TV. comercial dedicado a divulgar los descubrimientos científicos y tecnológicos. Hoy ya es una realidad. Este interés y optimismo que llega a amplias capas de la población debería contagiar, sin triunfalismos fáciles, a las universidades a la hora de evaluar sus propias potencialidades.

[7] . Redes sin cables, Redes ópticas, Software inteligente, Raíles de alta velocidad, Nuevos conceptos de navegación espacial, Terapia genética, Órganos artificiales, Materiales auto- ensamblajes, Maquinaria microscopia, Superconductividad de alta temperatura, Ecología industrial y Agricultura sostenible.

[8] . Proyecto HighWire Press de la Universidad de Stanford.

[9] . Por ejemplo: http://www.cervantesvirtual.com

[10] . A estas alturas resulta ocioso plantear la necesaria complementariedad de lo presencial y virtual.

[11] .No obstante estas afirmaciones, tengamos muy presente la prudente opinión del Presidente de Harvard University: “Los que nos atrevemos a hablar sobre el futuro de Internet y la sociedad, podemos estar más o menos seguros que nos equivocaremos, a veces por un margen bastante amplio, en todas nuestras predicciones” (Address to the Tirad Harvard University Conference on the Internet and Society).

[12] . ¿Internet peligroso? Cuando se inventó la imprenta, surgió una desconfianza y escepticismo parecido al actual en cuanto al sobreuso y abuso de, en el caso del siglo dieciocho, el libro. El filósofo Diderot dijo que llegaría el día en el que “será casi tan difícil aprender algo de libros como aprender del estudio directo de todo el universo. La imprenta, que no descansa nunca, llenará edificios enormes con libros.....el mundo del aprendizaje – nuestro mundo – se ahogará en libros”. Y en la misma época en Alemania en 1795, un tratado sobre la salud pública advirtió que leer demasiado provocaba “una mayor posibilidad de contagiar constipados, dolores de cabeza, debilidad de la vista, erupciones cutáneas, gota, artrosis, pulmonías, enfermedades nerviosas, migrañas, epilepsia, hipocondría y depresión” Internet está repitiendo la historia en el sentido de que de repente tenemos acceso directo y sin límite a todo un nuevo mundo de información y conocimiento que nadie nos ha enseñado a administrar o gestionar. De hecho, no es fácil navegar por Internet; hay mucha información difícil de clasificar, y no sabemos siempre valorar la calidad o autenticidad de materiales disponibles.

[13] . Mi colega y amigo Decano de la Facultad de Humanidades de la UA, profesor Aura Jorro, ha defendido con gallardía intelectual esta tesis para su Facultad. Resulta paradójico que se vea más claro desde la perspectiva de su especialidad: dos mil quinientos años de la Grecia antigua que muchos jóvenes despistados en la jungla histórica de los últimos siglos, incluso últimas décadas...

[14] . Los universitarios somos muy dados a la autocrítica aunque con frecuencia nos veamos sumidos en unas consecuencias muy negativas dada su utilización desde el oportunismo político.

[15] Como dice el rector de Harvard: las universidades tienen que ejercer auténtico liderazgo en el proceso de cómo aplicar de forma imaginativa y sensata las mejores tecnologías para crear mejores entornos de formación y aprendizaje. Esto es fundamental, porque de nada sirve toda la información del mundo, si no se utiliza inteligentemente. El Internet no nos dice qué hacer con todas las personas o sociedades que no se puedan permitir tener acceso a él. No nos dice cómo ayudar a los que se quedan atrás en la carrera....no nos explica cómo crear una sociedad más justa y humana. Para encontrar las respuestas a este tipo de problemas necesitamos, como siempre ha sido el caso, cerebros, valores y decisión humanos.

[16] . Tuvo que ser su Trinity College quien se encargara de su gestión e impulso.

[17] . Probablemente sea una reedición más actual de aquel viejo lema franquista “que inventen ellos”.

[18] . Madrid-Carlos III, Barcelona, Autónoma de Barcelona, Pompeu Fabra, Alcalá, Santiago de Compostela...

[19] El libro: “Universidad: utopías y realidades”. Versión on line del mismo:
http://www.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=17562

[20] En Harvard, más de mil asignaturas ya cuentan con sitios web sofisticados, que comparten con estudiantes mucha información que solo se obtiene a través de Internet. Foros, debates en línea después de debates en clase, tutoriales en línea etc... Cifras que demuestran el impacto que Internet tenía en la vida de Harvard hace 5 años: en 1995, la página web de Artes y Ciencias en Harvard recibió 150.000 visitas en marzo 1995. Solo un año mas tarde, en el mismo mes, recibió 2.3 millones de visitas.

[21] Es curioso que en las Nuevas Tecnologías de la Información, incluso en la sociedad de la información, países como Brasil, India, Pakistán hayan experimentado un fuerte impulso y desarrollo que va más allá del que cabría esperar de su grado de desarrollo, si bien con una división digital dentro de su propia estructura social.

[22] . Argentina, Brasil, Chile, Colombia, España, México, Perú, Portugal, Puerto Rico y Venezuela. Ver: http://www.universia.net

Madrid, Año 2001

sábado, marzo 18, 2006

El mecenazgo en la Universidad española

EL MECENAZGO EN LA UNIVERSIDAD ESPAÑOLA. EL CASO DE LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE 1990-2000.

Comferencia pronunciada en la Universidad de Valladolid. ESTÍO 2000. PERSPECTIVAS. Dentro del CURSO 3: EL MECENAZGO Y LA UNIVERSIDAD HOY: PLATAFORMA DE NUEVOS PROYECTOS. Se trata de una transcripción de la conferencia pronunciada.

Andrés Pedreño Muñoz. Ex Rector de la Universidad de Alicante (1993-2000). Consejero Delegado de Universia



En primer lugar manifestar mi más sincero agradecimiento a la Universidad de Valladolid y a los impulsores de esta iniciativa por haberme invitado a un foro tan interesante como el Mecenazgo y la Universidad de hoy. Quizás el título no se adapte bien a lo que voy a exponer. Básicamente me centraré en las experiencias de mecenazgo de mi universidad, aun partiendo de un marco jurídico que, como es sobradamente conocido, no es excesivamente propicio para proporcionar incentivos.

Las bases muy sencillas en la que hemos sustentado la política de mecenazgo en mi Universidad estos últimos años han partido de algunas orientaciones inspiradas en el referente que siempre envidiamos en materia de mecenazgo y probablemente en otras tantas cosas, el modelo americano, y dentro de este, las derivaciones del modelo británico. Por mucho que las universidades europeas han sido pioneras en sus ochocientos años de historia en muchos temas, alcanzando un patrimonio inigualable, si queremos ver claves de futuro tenemos que mirar hacia el modelo norteamericano en este tipo de cuestiones. Entre otras cosas porque la cantidad de recursos que aplica una universidad norteamericana de referencia en estos temas es absolutamente tan desigual que provoca una situación de ventaja que da poco margen de error en términos comparativos.

Repito un ejemplo que habré dado mil veces: la prestigiosa Universidad de Stanford con sus 15.000 alumnos posee un presupuesto anual que equivale a casi la mitad del sistema universitario público español con más de 700.000 alumnos. La primera Universidad española en recursos no estaría a la mitad de presupuesto de ninguna de las 50 primeras universidades estadounidenses. Si consideramos que el Producto Interior Bruto de EEUU por habitante sencillamente es el doble que el de España, estamos lejos de las catorce veces que deberíamos multiplicar el presupuesto por estudiante de una universidad española media para equipararnos a ese privilegiado mundo.

Las universidades europeas haríamos bien en reflexionar y observar atentamente las ideas que emanan desde el modelo anglosajón en muchos temas, en los que nuestro atraso relativo es considerable. Estamos en un momento histórico muy especial para las universidades y su comprometido papel para las próximas décadas. El conocimiento se ha convertido, en la sociedad de nuestros días, en la base de la innovación y de la competitividad empresarial. Los conocimientos científicos se duplican en solamente cinco años; en algunas materias como es el caso de la informática, o de la biotecnología o la biomedicina en tan solo dos años. Las universidades pueden arrogarse un protagonismo creciente legítimo y acorde con las funciones que demanda el progreso de nuestra era. Sin embargo no todo es tan sencillo...

Cambio cultural

Para que ocurra esto han de cambiar muchas cosas. La escasez del mecenazgo universitario en nuestro país, no es sino un indicador significativo de las limitaciones generales con las que nos enfrentamos. Quizás las universidades no han propiciado un cambio cultural relevante en muchas de sus estructuras. Quizás la sociedad no absorbe el estatus que se deriva de su lógico potencial en la sociedad del conocimiento y su deseable impacto en el crecimiento de las economías modernas. Y más bien surge a veces una conflictividad absurda en el marco de la relaciones políticas cuando la colaboración podía y debía ser más fructífera.


Después volveré, recurrentemente, sobre ese temas, creo que es muy importante cuando se habla del mecenazgo o de relación universidad-empresa, en una fase, vamos a llamarla incipiente, partir de un diagnóstico global y no parcial de la situación que afecta a las universidades. En todo caso, no hay lugar para el desánimo o la pasividad. Insisto en que hay muchísimas ideas que pueden importarse sin excesivos riesgos e iniciar procesos de aprendizaje que inteligentemente concebidos pueden ser muy productivos.

El ejemplo británico es quizás un caso del mayor interés en este sentido. Sus universidades, algunas con ochocientos años, han sabido adaptar las ideas y cambios que venían del otro lado del Atlántico. En la Universidad de Cambridge no se rasgaron las vestiduras por imitar a Stanford hace treinta años y actualmente tiene 35.000 empleos en nuevas tecnologías en su Parque Científico. Oxford, que tardó un poco más, en el año 1990 hizo suyos los proyectos que abanderaban las grandes universidades norteamericanas y actualmente lidera la asociación de parques científicos de todas las universidades británicas y constituye un motor de activación dejando atrás esa visión de universidad rígida y tradicional y mirando activamente hacia las nuevas tecnologías, a la biotecnología, o a la biomedicina poniéndose al frente de un amplio liderazgo universitario en materia de transferencia de tecnología a las empresas. No debería haber conflictividad entre tradición académica y modernidad.

Es decir, historia y tradición no estan reñidas con el futuro, todo lo contrario, es decir la tradición se puede rentabilizar productivamente y es un activo de prestigio extraordinario cuando se parte de una competitividad del conocimiento que las universidades pueden proyectar en nuestra sociedad. Lo que hacen algunas de las universidades norteamericanas más antiguas es precisamente ostentar honrosamente su corta historia, aplicándole cuantiosos fondos logrados de mecenazgo y sobretodo de las vertientes en las que ha ganado esa competitividad y prestigio social que las hace ser referentes de excelencia en todo el mundo. No dudan en conciliar un cambio cultural, capaz de admitir un pasado rico, una cultura, una tradición, una historia, unas sólidas bases, con la compatibilidad y receptividad hacia las claves que inspiran el futuro. Pocas serían capaces de renunciar, en esta economía competitiva de la que hablábamos, en la era de la innovación, la internacionalización o la sociedad de la información a la imperiosa necesidad de participar y liderar socialmente los cambios y progreso que se nos demanda.

La sociedad de la información proporciona enormes ventajas que los países deben aprovechar de forma acelerada. Aquellos territorios que la asumen con interés, con fuerza, aquellos que aceleran el cambio cultural pueden hacer una apuesta de futuro con mayor solidez y con mayores garantías para el capital humano y las economías de sus países.

Aspirar al mecenazgo debería ser, pues, aceptar por parte de las universidades un liderazgo social, propiciar un cambio cultural en sus propias estructuras y mirar referentes que pueden ayudarnos en encontrar vías de progreso. Solo desde la mayor legitimidad social podríamos hacernos acreedores de este mecenazgo. Conciliar pasado, presente y futuro es una tarea de las universidades a través de los siglos. A principios de un nuevo milenio nada ha cambiado, aunque parezca que hay enormes convulsiones... los principios que nos mueven son idénticos a los que han explicado el progreso desde su génesis.

Me atrevo a más. De poco servirán mayores incentivos fiscales si no hay una cultura receptiva y propiciadora en las propias universidades de las actitudes que el mecenazgo exige. De poco servirán marcos jurídicos... Hay que crear una dinámica, una mentalidad, un clima, un ambiente propiciatorio, casi diría una entusiasta y amplia concepción del papel social que una universidad debe ostentar en nuestros días.

En esta cultura del cambio, de duros e incomprendidos inicios, tengo que presentarles las muy modestas pero también muy entusiastas iniciativas e ideas que han tenido lugar en mi Universidad en relación con este tema. Solo puede entenderse como una primera aproximación, un mero ejercicio con notable esfuerzo, en identificar caminos nada fáciles.

Nuestras iniciativas, relacionadas con una política de mecenazgo a largo plazo, han estado basadas en padres, antiguos alumnos y empresas. De ellas más que resultados podemos decir que hemos obtenido enseñanzas. Pequeños pasos que podrían hacer caminos, abrir vías, si se persiste en el tiempo.


Sembrar en la sociedad ¿empezar por los padres?

El colectivo de padres ha sido muy ajeno a la universidad española. Y más allá del mecenazgo quizás tengan mucho que aportar especialmente en el respaldo social que la universidad necesita continuamente. Si hiciéramos una indagación de uirgencia entre el colectivo universitario quizás aparecería un ¿y que pintan los padres?

Las opiniones que apartan a los padres del ámbito universitario no ayudan a que la universidad de nuestros días sea suficientemente comprendida en el ámbito social. Probablemente estamos hablando de nuestros potenciales principales aliados. ¿Qué padre no está preocupado para que su hijo tenga la mejor educación que le prepare para toda una vida laboral? ¿Qué padre puede ser indiferente a que la universidad donde estudia su hijo no tenga el mayor prestigio y relevancia social?

En nuestra experiencia de estos cuatro últimos años, la mayoría de los padres no habían pisado el recinto universitario en los tres, cuatro, cinco años en los que sus hijos cursaban sus estudios en la Universidad. Descubrimos que eran muy ajenos a lo que ocurre en el día a día de sus hijos. En ocasiones ese desconocimiento les llevaba a no apoyarlos entusiastamente en algunas iniciativas que, si hubieran comprendido bien su relevancia, no hubieran dudao en alentar. No digamos la capacidad de asesorarlos en muchas decisiones.... Para algunos alumnos la compra de un ordenador, salir a países europeos con una beca Erasmus-Sócrates, o hasta incluso, ir a la Biblioteca - 24 horas a preparar un examen puede originar desde una mueca de incomprensión hasta una rotunda negativa.

Las universidades necesitan de la complicidad social para hacer atractivo el mecenazgo

La universidad pública con unos precios simbólicos no deja muchas opciones. En este contexto una complicidad social aparentemente más fácil cae en tópico o en la apatía. Aunque el elevado pago de matricula de algunas universidades rompe la indiferencia de los padres y de las universidades, quizás también podríamos encontrar convincentes argumentos en nuestro modelo.

Las familias, padres y miembros más directos representan conjuntamente en torno el 25 % del electorado del país y nuestros ámbitos locales. Sin embargo, pocos padres dedicarían su preciado tiempo a leer artículos de opinión sobre la situación, problemas que afectan a la universidad, no digamos si lo midiéramos con los deportes u otros capítulos de gran impacto social que más vale no mencionar para no reducir drásticamente nuestras expectativas...

En una posible interacción conocer, sería el primer paso para comprender y aproximar. Solo desde la comprensión o la cercanía encontraríamos nuevos aliados dispuestos a apoyar nuestra causa. Y, sinceramente, las universidades necesitan de estos aliados. En nuestra experiencia en la Universidad de Alicante durante tres años los padres han sido invitados a visitar la universidad, a ser informados exhaustivamente de nuestros servicios, posibilidades, alternativas para sus hijos. Hemos obtenido de ellos una visión más generosa y comprensiva que la que percibimos de sus propios hijos, nuestros estudiantes. Para estos últimos, la carencia de una expectativa histórica les lleva, frecuentemente, a exigencias, actitudes, poco fértiles a la hora de aprovechar las oportunidades o corregir nuestras deficiencias.


Deseo asegurarles que nuestra experiencia de invitar a los padres durante los sábados y domingos durante los últimos tres años –siguiendo de cerca un programa similar de la Universidad de Stanford- ha sido extraordinariamente fructífera para la imagen de nuestra universidad. No ha cambiado aparentemente nada. Tampoco los costes han sido excesivos (menos de un euro por persona), alumnos voluntarios les enseñaban la universidad en pequeños grupos; los padres podían sentarse en las aulas donde sus hijos dan clase, visitar la biblioteca, la zona deportiva; les pedíamos sugerencias, o su ayuda para mejorar; les sugeríamos que apoyaran psicológicamente a sus hijos; animábamos su receptividad para facilitar el acceso a un ordenador para su hijo; la importancia de los idiomas; dialogábamos sobre la idoneidad del perfil de una titulación en relación con lo que el mercado demanda; de la importancia del diseño curricular; de las actividades culturales.... Les informamos sobre servicios que sus hijos harían bien en utilizar: el Gabinete de Iniciativas de Empleo, el Centro de Creación de Empresas, la Sociedad de Relaciones Internacionales, el Defensor del Universitario y, en general, se beneficien de muchos servicios de la universidad sobre los que probablemente no tienen suficiente conciencia de su importancia.

La valoración de este tipo de servicios es mucho más alta en los padres que en los hijos. Lógicamente los padres llevan en el mercado laboral muchos años y, probablemente han padecido o han tomado conciencia de la importancia de saber idiomas u otro tipo de conocimientos.

De alguna forma les invitamos a ser nuestros aliados, les sugeríamos a que venieran al campus periódicamente, que se sintieran cómodos. A partir de aquí, con la mayor cercanía lograda, se empiezan a generar otras ideas: carné de padres para que puedan entrar en muchas dependencias universitarias (ejemplo los restaurantes) nuestra Universidad Permanente.

Con este tipo de política creo que hemos conseguido que algunos padres hayan sentido la universidad como suya. Hemos conseguido que muchos alumnos mejoren su propia percepción de la Universidad a través de los padres. Hemos tratado de compartir de forma honesta nuestros problemas y pretensiones. Hemos sentado algunas bases para que los mecenas potenciales (allí donde estén ¡si es que están en algún sitio!) perciban una imagen positiva y pujante de la Universidad.

Si un 25% de la población nota una percepción de una universidad vital y en alza, creo que habremos dado un primer paso importante.

Antiguos Alumnos

Un colectivo clave para explicar el mecenazgo en el mundo anglosajón. Quizás para las universidades como Valladolid y Salamanca que tienen una historia muy rica y una identidad tan absolutamente espectacular sea fácil mantener a este colectivo ligado a la institución. Para una Universidad como la de Alicante, que nació en unos barracones del ejercito y aquello parecía algo muy destartalado y carente de casi todo, esra difícil que un antiguo alumno evocara hacia el alma mater poco más de cierta compasión. Incluso en las peores condiciones como las que tuvimos que afrontar en nuestro inicios, quizás estemos equivocados si no nos esforzamos en desarrollar este potencial.

Hicimos la prueba al convocar aquellas primeras promociones de la Universidad de Alicante para celebrar su 25 aniversario. Estas convocatorias fueron un éxito. El reencuentro fue entrañable. No reconocían nada: el campus, las aulas, los edificios... Hasta ellos mismos se rencontraron con una Universidad nueva. Se percibió el cambio y el progreso de la institución.

La Universidad tendrá un amplio respaldo social cuando, desde una amplia masa critica legitimada para opinar, se cree un estado de opinión favorable hacia ella... Sin esto difícilmente habrá mecenazgo o, incluso respaldo amplio de las instituciones públicas para obtener más recursos.

El contacto con los Antiguos Alumnos nos llevó a considerar los servicios del Carrier Planning de la Universidad de Pennsylvania, y la posibilidad de promocionar permanente a nuestro antiguos alumnos... Un servicio eficaz. La institución universitaria todavía era capaz de ofrecer antes de pedir... Sinceramente creo que es el mejor método.

Pero tal vez no tendríamos que remontarnos tan lejos. Esta siembra debe empezar con los antiguos alumnos que han terminado recientemente. Los Gabinetes de Empleo de las universidades son claves para intentar lograr algún resultado positivo. Ayudar a nuestros estudiantes a perfilar un desarrollo curricular coherente con las demandas más sólidas del mercado, propiciar prácticas en buenas empresas, alguna experiencia laboral previa a concluir la titulación y la propia búsqueda de empleo. El alumno toma conciencia que su universidad sigue siendo importante a la hora de apoyarle en su futuro profesional. No es una cuestión baladí. Sus necesidades de formación continua le desvelarán pronto en nuestros días una potencial relación en la que el alumno es beneficiario nuevamente.

En todo caso, se trata de un largo camino por recorrer en el que hay que empezar cuanto antes. Las Asociaciones de Antiguos Alumnos en las diversas universidades españolas son ya una realidad. Y el colectivo social que pasó por las aulas universitarias en este país ya es muy relevante... habrá que despertarlo.


Las empresas

En los últimos años las relaciones universidad-empresa han avanzado muy lentamente. Lo suficiente para percibir su importancia y asimilar las dificultades. No estoy hablando de mecenazgo. Me refiero a la capacidad de transferir conocimiento, tecnología, formación a medida, etc... Iniciativas que han impulsado con escasísimos medios Fundaciones, Oficinas de Transferencia de Tecnología ...

Estaríamos de acuerdo que, pese a sustanciales avances, es un reto también largo en el tiempo y difícil. Si preguntamos a nuestro responsables, y les pedimos que se dejen de triunfalismos, en un alarde de sinceridad quizás se atrevan a esbozarnos un panorama en el que se ponga de relieve la falta una cultura de relación empresa-universidad, la falta de comunicación, incluso el recelo entre ambas partes, por no hablar del enorme desconocimiento existente en ambos sentidos. Volvemos a repetir el estribillo: largo camino, amplias dificultades.

Y todo esto en el marco de la sociedad del conocimiento. Parece un derroche, un desatino que las universidades y las empresas no sincronicen sus caminos, no concurran, no aceleren su acercamiento, no aprovechen sus potencialidades. Si el 50% del crecimiento de la mayor economía del mundo en la mitad del último siglo se explica a través de la inversión en I+D...; si la innovación es la base para la competitividad de las empresas modernas; si los sectores de futuro se basan en un 100% en le conocimiento... ¿ A qué esperamos? ¿Se puede permitir un país no aprovechar, no sacarle el máximo rendimiento a su sistema universitario?

Es difícil explicar el enfoque, metodología, diseño y contenidos de nuestro Proyecto de Parque Científico del Mediterráneo Medpark en muy breves líneas. Era –quizás lo sea todavía- una ambiciosa apuesta largo plazo. Se trata de un espacio común llamado a compartir y convivir entre actividades empresariales y universitarias de transferencia de tecnología, innovación y formación avanzada.. Un acercamiento físico sobre la base del gran potencial que ambas partes pueden aprovechar.

Se tomaron como referencia las experiencias de mayor éxito del mundo, temas de diseño y concepción del modelo incluidos. Las nuevas tecnologías de información y las telecomunicaciones, la biotecnología, la biomedicina, la nanotecnología... han abierto el camino a sectores cuya explotación está basada en el conocimiento. Pero eso es casi anecdótico en un mundo donde las empresas tradicionales necesitan de la innovación continua para asegurar su supervivencia. Y no digamos un capital humano que a diario tiene que dedicar tiempo renovar su formación.

Cuanto más cerca, mejor. Superemos barreras convencionales, tópicos, empecemos con tareas sencillas. La empresa y la universidad deben ensayar todas las fórmulas a su alcance para hacer auténticamente productiva su potencial colaboración. Un Parque Científico es una fuerte declaración de intenciones de una universidad hacia las empresas. Un compromiso de la universidad... un paso físico e institucional hacia el cambio cultural... ¿Habrá mecenazgo de las empresas que trabajen en la universidad? ... ¿El cambio cultural será más fácil? De lo que no me cabe la menos duda es que difícilmente recogeremos cosecha sin siembra...

Nuestro proyecto de Parque Científico rozaba la utopía en un país donde es difícil que haya lugar para ellas. Sin embargo, por esta misma razón estaba muy asegurada su viabilidad potencial y antes de ser una realidad cosechó éxitos. Para mi, el más importante de todos fue el que tuvo lugar en la propia Universidad. Más allá del convenio con la propia NASA para la creación de un laboratorio de geodesia espacial o de los temas de nuevas tecnologías (software educativo, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes y sus acuerdos con Harvard, Stanford, Berkeley, Cornell...) o de las empresas locales que se ilusionaron con el proyecto, lo mejor insisto, fue como se reconvertía poco a poco un importante sector reticente de la comunidad universitaria, la conversión de una actitudes hostiles hacia talantes más receptivos, desde el escepticismo a la participación puntual ¿El cambio cultural es tan difícil? o ¿Será que nos faltan ideas para propiciarlo adecuadamente?

La Universidad, con una masa crítica de 2.000 trabajadores cualificados –la primera empresa de la provincia- un gasto presupuestario de unos 20.000 millones de pesetas al año crea un potencial local digno de ser aprovechado. Hay veces que falta una autoestima, capacidad para asumir el rol potencial...

No obstante, no bajemos la guardia, un proyecto interesante que ha vencido los obstáculos más difíciles sólo ha superado algunas condiciones suficientes... pero no todas las necesarias. Quizás por esto se hace apremiante que las universidades tengan un amplio respaldo social. No solo la idoneidad de los proyectos que generemos nos dará una oportunidad, una vía hacia el progreso. La viabilidad de tales proyectos estribará en la capacidad que tengamos de sortear todas las dificultades que un entorno político o de otro orden puede imponer en un momento dado. Un añadido más, importante.

Sería útil hacer un ejercicio mental y pensar si algunas ideas que han impulsado el mundo en los últimos cincuenta años surgidas en otras fronteras hubieran sido capaces de poder desarrollarse en nuestro ámbito local o en nuestro país. Tomar conciencia de las restricciones de partida quizás nos ayude a ser más realistas, más conscientes de nuestras limitaciones.


Nuestra historia, nuestro patrimonio.

De lo que no he hablado y estando en esta Universidad quizás sea interesante hacer una pequeña referencia es de nuestra historia. Nuestro patrimonio tenga una potencial venta en el tema del mecenazgo.

Una gran parte de los esfuerzos de mi Universidad han estado dirigidos a proyectos vinculados con el Área de Humanidades. Desde la recuperación de la memoria histórica de nuestra Universidad (Universidad de Orihuela 1545-1808), la adquisición del Parque Arqueológico de La Alcudia, nuestras apuestas museísticas... En muchas de estas iniciativas hemos recibido pequeños mecenazgos. Nada comparable a las donaciones que perciben otras universidades en el extranjero.

Aunque sea lenta esta vía es irrenunciable. Al fin y al cabo somos instituciones con 800 años de historia con capacidad para mirar al futuro.

viernes, marzo 17, 2006

The Miguel de Cervantes Digital Library

Literary and Linguistic Computing, Volume 16, Issue 2, pp. 161-177: Abstract. Full Text PDF.

The Miguel de Cervantes Digital Library: the Hispanic voice on the web

A Bia* and A Pedreño

Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Universidad de Alicante, Campus de San Vicente, Apdo. de Correos 99, E-03080, Alicante, Spain,

Abstract:

This paper describes the philosophy behind what represents one of the most ambitious projects of its kind ever to have been undertaken in the Spanish-speaking world: the Miguel de Cervantes Digital Library (http://cervantesvirtual.com/ ). It explains the reasons behind its creation, the private-public sector alliance that has made it possible, and the new ground being explored by its creators in terms of the new services it offers to its audience worldwide and of innovative application of digital methods. The final section of the paper deals with the technical underpinnings of this project at present and in the future, reporting continuing research and development activities being carried out at the Miguel de Cervantes Digital Library in the field of text markup and derived applications, such as automatic transformation of documents to different formats and complex searches performed upon the small textual objects defined by the markup scheme. A brief survey of works done on Named Entity Recognition that can be applied to automatic markup is also included. Finally, there are some comments on the research lines we intend to follow concerning information retrieval and filtering from structurally marked-up texts.

Acceso al texto completo de The Miguel de Cervantes Digital Library: the Hispanic voice on the web.


Todo el mérito de la redacción de este paper corresponde a A. Bia. El trabajo fue presentado por primera vez al ALLC/ACH 2000, The Joint International Conference of the Association for Literary and Linguistic Computing and the Association for Computers and the Humanities, 21/25 July 2000 en la University of Glasgow.

jueves, marzo 16, 2006

Bienvenidos a Utopías y Realidades

En este blog, se recogen artículos, actividades de "extensión universitaria" y trabajos personales sobre diversos temas, en especial sobre Internet, la sociedad de la información y temas universitarios en general, que he publicado o desarrollado en los últimos años o que se han plasmado en conferencias, entrevistas u otros formatos muy diversos.

Este blog complementa a mi Blog personal que suele recoger algunas opiniones personales, reflexiones, comentarios y anécdotas, más informalmente contadas.

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Índice de trabajos personales publicados en este Blog:

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El título del blog se corresponde con el título de un libro que publiqué en 1998 sobre la Universidad de Alicante: Universidad: utopías y realidades : Universidad de Alicante, 1994-1997.

Una reseña de Gregorio Peces Barba puede verse en este artículo en ABC; también aquí), Otra reseña del profesor Vicente Monfort que fue publicada en el diario El País. El prólogo del libro fue escrito por Carles Sola, Presidente de la CRUE, en ese momento.

De alguna forma, quiero agradecer las muy valiosas muestras de apoyo de muchos compañeros universitarios que recibí por aquel entonces...

Andrés Pedreño Muñoz, Alicante, Marzo de 2006